Constantemente hablo de cómo conectar con nuestros hijos y hacer del tiempo que compartimos con ellos un momento presente y de calidad.
Hoy por el contrario te diré que nos desconecta
Uno de los enemigos más grande de la conexión con nuestros hijos, y con todas las personas en realidad, es el CONTROL. Y este se manifiesta de muchas maneras y hoy te hablaré y presentaré una de ellas:
Al suponer invalidas el pensamiento del otro y sus necesidades reales. Das por hecho que tienes la razón.
Aquí van algunos ejemplos:
«Regalé ese juguete porque
pensé que ya no te gustaba»
Hace rato no juegas con este juguete,
¿Aún te gusta? ¿Podemos donarlo?
«Debe estar llorando
porque tiene sueño»
¿Estás llorando porque tienes sueño?
«Ponte el abrigo, está haciendo frío”
¿Tienes frío? ¿Quieres ponerte en abrigo?
«Tú ya deberías saber que no
me gusta que digas eso»
A mí no me gusta que digas…
«Debes estar molesto porque llegue tarde»
¿Te molesta que haya llegado tarde?
«Come que yo sé que tienes hambre»
¿Ya estás satisfecho? ¿Quieres comer algo?
No te voy a mentir, renunciar al control no es fácil. En primer lugar, porque en la mayoría de los casos lo hacemos para protegerlos y darles lo mejor. Y además, porque es la manera en la que nos lo enseñaron.
«Al hacer suposiciones creemos que lo que suponemos es cierto»
Don Miguel Ruiz
Y al dejar de escuchar los pensamientos y las necesidades del otro creamos desconexión, así que, aunque no sea fácil, vale la pena crearlo.