Hiciste el compromiso de criar con respeto y de amar de manera incondicional pero de repente:
Te ves envuelta en una nube de culpa por haber lastimado a tus hijos…
No entiendes por qué es tan fácil vulnerar tu compromiso. Pues sin darte cuenta se té salen: gritos, juicios y miradas hirientes. Empiezas a sentir que no eres capaz de criar con respeto.
Déjame decirte algo…
Dentro de ti hay una niña que fue lastimada, o que no recibió lo que esperaba. Y ella es la causante de la mayoría de tus respuestas automáticas.
Y gritar a tus hijos es una de ellas.
En ocasiones no somos consciente de su existencia, porque tememos volver a sentir el dolor vivido.
«Pero solo porque la hayamos ignorado, no significa que no esté ahí”
La solución no es eliminarla, ignorarla o reprimirla. Por el contrario, la solución es: Escucharla, conectar con ella, abrazarla y darle lo que no recibió.
Amor, mirada, presencia, cuidado y respeto.
No la ignores, escucha lo que te quiere decir.
Permítete sentir lo que siente.
Consiéntela, ámala, cuídala.
Acompáñala en los procesos de perdón..