El llanto es el lenguaje con el que nuestros hijos llegaron al mundo, por medio del cual nos comunican sus necesidades, y en ellos, garantiza su supervivencia.
En nosotras el llanto activa señales de alerta, nos pone nerviosas, impotentes, y a veces activa la vos de nuestro ego. Esa voz que nos dice que no vamos a ser capaces de dar a nuestros hijos lo que ellos necesitan, pero respira…
Ese modo “Alerta” inconscientemente nos impulsa a apagar el fuego, a calmar el llanto, y parar la situación.
-Porque no queremos que sienta ese dolor.
-Su llanto activa nuestro dolor.
-No sabemos cómo solucionar la situación.
-No nos permitieron llorar.
-Tenemos la creencia que el llanto es “debilidad”
Entres muchas otras mas…
¿Cómo paramos el llanto?
“¡Me estas volviendo loca, NO LLORES MAS!”
“Que fea te ves llorando”
“No llores por esas bobadas”
“Los hombres no lloran por eso”
“Si no paras de llorar, nos vamos para la casa”
En el peor de los casos, golpeamos.
“Ya te lo compre, no llores mas”
“Esta bien mira mas televisión”
“No lo hagas, pero no llores”
La creencia que se despierta en ellos es que para tener lo que deseamos, necesitamos llorar mucho.
¿Crees que estas dos opciones solucionan algo en realidad?
Puede calmar el llanto, pero en realidad crean las creencias negativas de tus hijos en el futuro. No silencies el llanto solo por evitar el conflicto, permíteles sentir, y muéstrate como su lugar seguro.